Volví a la peluquería dónde empecé. Las prácticas en el taller (junto en el inconsciente las teóricas) me abrieron muchísimo la percepción en el espacio. Qué era lo que definía que ese no era un espacio repetido.
Esta peluquería quiere ser. quiere ser Glamorosa, minimalista, funcional, bendecida, familiar, servicial e innovativa y nunca llega. Pero eso sí, ese conujnto de intentos la hace un todo. La hace la mismísima representación de Bettina. Ella es quién barre uñas encarnadas del piso, envuelve pelos húmedos con film plástico y paga el alquiler. Y la peluquería lleva su nombre. No solo literal, ese todo se ve en cada rincón dónde ella se movió. Los objetos, dado por estética o uso, no están en cada lugar al azar. Fueron dispuestos casi por una necesidad para conformar el todo que junta todos los adjetivos que nombre al principio.
Intenté afinar el encuadre y hacer las fotografías más legibles así se entendía qué quería destacar de frente.